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XX Convención Juvenil

martes, octubre 24, 2006

“… Y que cumplamos muchos más”.

7 es el número de la perfección… muchos dicen “el número de Dios”. Es un punto perfecto para mirar hacia atrás: 3 es demasiado poco, y 5 puede ser un proceso incompleto; pero 10 ya es demasiado. Realmente 7 es un número perfecto… perfecto para “reflexionar” qué pasó del 1 al 6, o lo que sucederá del 8 en adelante. ¡Qué historia!

La verdad es que tantos números y frases quieren invitarnos a “Reflexionar” sobre nuestros 7 años de vida como Departamento Juvenil. Lo que viene ahora es sólo para valientes… para jóvenes con criterio formado, y para adultos que tengan la intención de ayudarnos en este desafío; después de todo, somos sus hijos y hermanos en la fe.

REORGANIZAR CUESTA, y vaya que es cierto!! Para los que no saben nuestro Departamento no nació en 1990 (hace 7 años), sino que hacia varios años antes ya se había dado pie de partida a éste, a través de un par de intentos de formarlo establemente, y de fracasos al respecto, es que en 1990 intentamos una nueva reorganización, con los frutos que ustedes ya conocen.

Pero bueno, todo comienza con ciertos principios, ciertos ideales y formas de actuar… y cuando algo de eso falla, ¿entonces qué? Sólo queda sentarse a pensar, orar mucho y dar gritos de S.O.S. hacia quienes “más saben”, después de todo, un fracaso significa demasiado. No es tan sólo lo que pasa dentro de uno al equivocarse –moral y espiritualmente se necesita de una restauración- pero las consecuencias son casi impredecibles en todos aquellos que están detrás de uno… ¿y quién les restaura?... en casos como estos, sólo Dios se hace responsable.

REORGANIZAR IMPLICA “RESTAURAR”. Y en esto, sólo la sabiduría de Dios nos ha enseñado. Gracias a Dios Él sí sabe restaurar; no le pone a la vasija el pedazo que le faltaba, más bien, la hace de nuevo; y la hará de nuevo, una y otra vez, tantas vece como sea necesario. Y en eso estamos, el Señor nos está formando de nuevo, moldeándonos a su manera.

Bueno, juntar a los chiquillos cuesta… y caramba que hay historias que contar sobre las peripecias que algunos han tenido que vivir para mantener a los jóvenes activando en el tiempo; muchas veces no es que ellos no quieran, casos en los que hemos decidido, voluntariamente, echarle la culpa al diablo (pobre diablo).

HABLAR NO CUESTA NADA. Construimos castillos en el aire, y ya ven, muchos sueños aún duermen, ¡y no por no haber tratado! Si fuera por nosotros, hace mucho tiempo hubiésemos capacitado un grupo de jóvenes para enviarlos en las vacaciones a trabajar en las iglesias del norte y del sur… “Aló, sí pastor… ¿necesita que reconstruyamos el techo? Ah, le faltan pizarreños… nosotros podemos conseguir lo que le falte… ¿Quiere pintar la iglesia?... ¿tiene hermanos que no saben leer?... ¿hay necesidad de alimentos, ropas, material de estudio para niños, biblias?... no se preocupe, en enero serán enviados 7 jóvenes que le ayudarán durante 15 días en todo eso, y mucho más, porque Dios los usa grandemente en el evangelismo personal y en predicaciones; y les encanta visitar a los enfermos para compartir con ellos la Palabra. Ah, y no se preocupe por la alimentación, han sido enseñados como misioneros, y además llevan provisiones suficientes para las dos semanas. No se preocupe por nada, ya que hasta los muchachos saben cocinar, hacen aseo, y lavan sus ropas, y también llevan sacos de dormir y frazadas. Si necesita algo más, avísenos”.

Tendríamos una oficina de Secretaría, literatura cristiana, cientos de tratados para las misiones; con una sala para reuniones con implementos para los grupos de teatro y alabanza, equipos de sonido, micrófonos, megáfonos, un equipo de vídeo y cintas documentales que nos ayuden a la capacitación y enseñanza de jóvenes; una gran despensa con la mercadería que llevamos a las iglesias que visitamos, y un estante con material de carpintería. Sería el lugar perfecto para coordinar las actividades del grupo que trabaja con drogadictos en el campamento, el que trabaja con niños callejeros, los que van al asilo y al hospital. Nuestro principal objetivo: llevar sanidad material y espiritual a cada persona con la que nos relacionamos, y, por supuesto, salvación.

Pero bueno, también se han logrado cosas importantes en estos 7 años; según muchos, hemos logrado el objetivo principal, por el cual existimos como Departamento: reunir y unir a la juventud de nuestra Misión y ser de apoyo a cada iglesia del norte, centro, sur y extranjero.

Yo, particularmente me quedo con la enorme alegría de haber visto jóvenes y señoritas entregarse a Cristo, y que hoy se congregan en las iglesias.

Además, si no existiera Departamento Juvenil, tampoco existiría “Despertar Juvenil”, ni la estarías leyendo. Pero bueno, luego de lo difícil de la reorganización podemos respirar profundo, volver nuestra vista hacia delante y decir Eben-Ezer.

Sólo me asalta una duda… si ya hemos logrado el primer objetivo por el cual nacimos, ¿no sería conveniente replantarnos nuevos objetivos para que siga viviendo nuestro Departamento? Después de todo, si no lo hacemos, podemos quedar marcando el paso y no tendríamos razón de ser, pues ya hemos logrado lo que queríamos… es sólo una duda.

Atentamente, Luisa Martínez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este artículo ha sido uno de los que más a impactado en mi trabajo dentro del Directorio del Departamento Juvenil. Es un artículo motivador. Motiva a nunca dejar de soñar y de trabajar por la obra. Espero que Dios nos siga ayudando y dando nuevas ideas, para de esa manera escalar a nuevas alturas.

Luis.