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XX Convención Juvenil

sábado, mayo 13, 2006

La Obediencia


“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1ª Samuel 15:22).

El Diccionario de la Real Academia Española, define obedecer de la siguiente manera: “Cumplir la voluntad de quien manda”. Los términos traducidos por obediencia tanto en el Antiguo Testamento (hebreo shama) como en el Nuevo Testamento (griego, hypakoúo e isakoúoe) denotan la acción de escuchar o prestar atención (otros términos en el Nuevo Testamento son: péttho «ser persuadido»: Hechos 5:36, 37; Romanos 2:8; Gálatas 5:7, etc., y peitharjéo «someterse a la autoridad»: Hechos 5:29, 32; Tito 3:1)[i]. En síntesis, la expresión obediencia, en la Biblia, significa: “escuchar atentamente, oír con sumisión condescendiente, asentimiento, y acuerdo. Se la usa para designar la obediencia en general, la obediencia a los mandamientos de Dios, y la obediencia a Cristo”[ii].

La obediencia a Dios es uno de los deberes supremos del hombre, particularmente, de los creyentes. Nace de inmediato la pregunta, ¿por qué obedecemos a Dios? Para poder responder esta pregunta, es necesario clasificar los distintos tipos de obediencia:

a. Obediencia Ciega: La que se presta sin examinar los motivos o razones de quien manda.
b. Obediencia Debida: La que se rinde al superior jerárquico y es circunstancia eximente de responsabilidad en los delitos. Esta obediencia es aplicable a la vida de fe, en la obediencia al Divino Cristo, ya que, Él nos ha redimido con su sangre (1ª Corintios 6:20).
c. Obediencia Racional:[iii] Es en base a la Biblia. Nosotros los Creyentes tenemos razones de peso para obedecer a Dios. Primero que todo, Él es el Hacedor (Hechos 5:29; Salmo 95:6). Segundo, los creyentes dependemos de su bondad (Salmo 145; Hechos 14:17). La Obediencia es algo que se elige (Salmo 119.30).

Cambiemos la pregunta. ¿Para qué obedecemos? Esta pregunta tiene que ver con la motivación para obedecer. La respuesta tiene mucho que ver con el concepto que se tiene de Dios. De repente, los hermanos tienen el concepto de un “Dios” tipo Patrón de fundo, que anda en su caballo, rebenque en mano, correteando a los peones (“nosotros”) para que hagan bien su trabajo, y si no lo hacen así, castigarles. Ese concepto de un Dios “con ceño fruncido” es lo más lejano a la realidad. Dios es Amor (1ª Juan 4:8), por lo cual, inclusive, la disciplina que Él efectúa hacia sus hijos, está basada en el amor y para la restauración de sus hijos (Hebreos 12:4-11). Por lo cual, nuestra obediencia hacia Su Voluntad (voluntad, que es nuestra santificación. 1ª Tesalonicenses 4:3), debe ser producto del amor. Claramente lo señala el apóstol Juan: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1ª Juan 5:3). El cumplimiento de Sus mandamientos, no son un cumplimiento servil, son un cumplimiento de hijo (Romanos 8: 15-17), de amigo (1ª Juan 15:15), o de esposa (la Iglesia), por ende es un acto de amor… acto de amor que permite que Sus Mandamientos no sean una pesada carga.


¿Qué es lo que se debe obedecer? El profeta Miqueas responde esta pregunta en forma certera y rotunda: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8).

“Dios da a conocer su voluntad mediante su voz o su palabra escrita, y frente a ella no hay neutralidad posible: prestar atención humilde es obedecer, mientras desestimar la Palabra de Dios es rebelarse o desobedecer (Salmo 81:11; Jeremías 7:24–28). La obediencia a Dios es una entrega total a su voluntad y, por consiguiente, obediencia y fe están íntimamente relacionadas (Génesis 15:6; 22:18; 26:5; Romanos 10:17–21)”[iv].

También, a los creyentes, les es demandada obediencia hacia los padres (Éxodo 20:12; Efesios 6:1; Colosenses 3:20), hacia los mandatarios y las leyes (Romanos 13:1-5; Tito 3:1. Es interesante notar que cuando Pablo pide esto a los creyentes en Roma, Nerón era el emperador), hacia los líderes espirituales (Hebreos 13:17) y, finalmente, de todos hacia todos (Efesios 5:21; 1ª Pedro 5:5).

En cuanto a la desobediencia, me quiero referir, a la desobediencia civil. Éste concepto fue desarrollado por el escritor y filósofo estadounidense Henry David Thoreau. La definición del concepto es: “negativa a prestar obediencia a las leyes y decretos. Esta clase de oposición suele ejercerse mediante formas de resistencia pasiva. La desobediencia civil es una forma de protesta que pretende llamar la atención sobre una ley que se considera injusta para que se revoque o se enmiende. En estos casos, las personas que practican la desobediencia civil asumen la posibilidad de ser sancionados por su actuación, incluso con la prisión”[v]. Este concepto es aplicable a los creyentes, cuando algún líder, eclesiástico o político, promueva practicar lo que va contra la moral cristiana o, lisa y llanamente, contra la voluntad de Dios. Nada puede ir contra la correcta y sana adoración y servicio que Dios se merece. Este principio aplicado, tiene base bíblica (Daniel 3; Hechos 5:27-29). Un principio aceptado por la Cristiandad universal es que: “La Biblia es la única y suficiente regla de fe y conducta de los creyentes”.

A modo de conclusión, quiero señalar que, en el mundo en que vivimos, tan lleno de maldad, odiosidad, guerras y sombras, se hace absolutamente necesario, que la Iglesia, se alce como la sal y luz que debe ser. Esto sólo será posible si nuestra obediencia, es una obediencia radical y que afecta a todo nuestro ser (Romanos 12:1,2). Lo otro importante es, que la obediencia trae consecuencias positivas para los creyentes. “En la obediencia está la ganancia” dijo cierto Papa, principio que tiene fundamento bíblico (Génesis 18.19. Génesis 22.15–18. Éxodo 33.17. Números 14.24. Deuteronomio 28.1–14; Job 36.11; Isaías 48.17–18; Jeremías 7.22–23; Apocalipsis 3.10; entre otros).

Qué Dios nos bendiga y nos ayude a avanzar. ¡Manos a la obra!... pero en obediencia… obediencia por amor.


Luis Rodrigo Pino Moyano.



[i] Nelson, Wilton M. Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe, 1998).
[ii] Hayford, Jack W., Editor General. Biblia Plenitud. (Nashville, TN: Editorial Caribe, 1994).
[iii] El Concepto es mío.
[iv] Nelson. Nuevo Diccionario…, Op. Cit.
[v] Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. Microsoft Corporation.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusto mucho el articulo lleno de una verdad y sobre todo lo necesario hoy para caminar dentro de los estatutos pero persuadiedonos del amor de dios.

ELSA RODRIGUEZ FUENTES dijo...

ME GUSTO MUCHO TU ARTICULO, ES MAS ME SIRVIO PARA LLEVAR UNA PEQUEÑA ENSEÑANZA A LOS PEQUÑOS DE LA IGLESIA. GRACIAS, BENDIICONES!!!

ELSA RAQUEL RODRIGUEZ FUENTES dijo...

ME GUSTO MUCHO TU ARTICULO,ESTA LLENO DE PALABRAS VERDADERAS, QUE TE AYUDAN A OBEDECER MAS A LOS ESTATUTOS QUE DIOS NOS MANDA TAMBIEN ME SIRVIO PARA LLEVAR UNA PEQUEÑA ENSEÑANZA A LOS PEQUÑOS DE LA IGLESIA. GRACIAS, BENDICIONES!!!